lunes, 10 de marzo de 2008

Norman Taylor 15-17 febrero 2008

Con una pedagogía indirecta, al igual que los castigos (“siempre hay que castigar al inocente”) Norman trajo nuevas preguntas para que cada uno se conteste. Un maestro que no puede dejar de serlo y nos enseñó que la verdad está en el movimiento. Todo se ve. Con las palabras podemos mentir y ocultar cosas que el cuerpo revela, porque antes de la palabra siempre llega el movimiento. En cada momento hay una situación que podemos jugar o no (él no paró de hacerlo) y para ello empujaremos o tiraremos, seremos empujados o tirarán de nosotros o nos empujaremos o nos tiraremos, nada más. Dos verbos sin opinión, después llegará el ser humano y lo complicará todo.

Viajar desde lo más sencillo (la ondulación hacia delante, hacia atrás y la eclosión) a lo más difícil (el hombre invisible, la fuga) en un mundo, el del movimiento, donde no existen los errores, porque cada error nos abre infinitas posibilidades. Analizando los movimientos, haciendo consciente lo inconsciente, revelamos lo que en realidad ocurre… cuándo es algo interesante y cuándo no, cuándo llega el estilo del espectáculo, cuándo es el momento exacto para que llegue la palabra, cómo crear un espacio y cómo jugar en él.

Debemos crear siempre una ilusión, porque si no todo es demasiado aburrido.

David G. Coll

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